domingo, 27 de agosto de 2017

"¿Quién decís que soy yo?. Las preguntas y su repercusión en la vida y en la fe

 

https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/ 

 

 XXI Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2016 - 2017 - (Ciclo A)

¿Quien decís que soy yo?

Introducción

Las preguntas y su repercusión en la vida y en la fe. El Evangelio de hoy nos sitúa ante la fe cristiana, “dejándonos interpelar” por Jesucristo, y recibiendo la “revelación de Dios”, como fuente de bienaventuranza. En la Biblia Dios pregunta a las personas; las personas preguntan a Dios; y el hombre se pregunta: ¿Quién soy yo? ¿Qué sentido tiene mi vida? ¿Quién es Cristo para mí? Las preguntas son más necesarias aún que las respuestas. Las preguntas nos mueven, nos despiertan, pero sobre todo nos comprometen, porque crean una relación personal. Por eso, las preguntas de Dios y a Dios, nos ayudan a entrar en conversación con El y a dar a la escucha de su Palabra el valor de sentido para la vida. Como seres humanos, como creyentes, como pobres y buscadores, necesitamos preguntarnos y dejarnos preguntar, porque lo que ignoramos es siempre más que lo que sabemos. La formulación de preguntas es el mejor camino para el encuentro con la verdad... La pregunta del otro sobre mí, y mi relación con él, es necesaria para la madurez humana y espiritual. Así ocurre con la pregunta de Jesús hoy: “¿Quien dice la gente que es el Hijo del Hombre? Y vosotros ¿quien decís que soy yo?, centra hoy nuestra oración y nuestra reflexión, encontrando en la relación que supone esa pregunta, infinidad de respuestas a toda nuestra vida.


Fray José Antonio Segovia O.P.
Real Convento de Santo Domingo de Scala Coeli

sábado, 26 de agosto de 2017

Agosto, mes dominicano: Santo Domingo y los Papas de su tiempo

ALEJANDRO III. En 1179, teniendo Domingo 5 años, el Papa Alejandro III convocó el Concilio ecuménico denominado III de Letrán. Se legisló sobre la elección papal; se preocupó sobre la pastoral dirigida al mundo de los pobres y se aprobaron disposiciones muy concretas sobre la enseñanza, manifestándose que la enseñanza en la escuela catedralicia debía ser completamente gratis para los clérigos y para los pobres, proveniendo el sustento del maestro, no de las cuotas de los escolares, sino del respaldo económico que le adjudique la catedral. La enseñanza no podía convertirse en una empresa lucrativa.

  INOCENCIO III. Es considerado como un pastor decisivo para el devenir de Santo Domingo. Tuvo ocasión de tratar con él en dos ocasiones: finales de 1205 y principios de 1206; y en 1215 con ocasión del IV Concilio de Letrán. 
Inocencio III sentía gran preocupación por la renovación eclesial, que pasaba por una dignificación del sacerdocio y de la vida religiosa. En concreto, la resolución  del problema de la provincia narbonense y el Languedoc fue uno de sus principales desafíos. Le interesaba una renovación a fondo de la vida cristiana en conformidad con el Evangelio y una corrección de los desvíos de la fe que a tantos hacía caer en la herejía.
En 1215, Domingo acompañando al Obispo Fulco al Concilio IV de Letrán, pudo exponer al Papa problemas y proyectos relacionados con la predicación tolosana. Deseaban que se confirmara a favor de Domingo y sus compañeros, una Orden que se llamase y fuese de Predicadores. El Papa recibió a Domingo, a sus frailes compañeros y a las hermanas de Santa María de Prulla bajo su protección, mediante el otorgamiento de una bula el 8 de octubre de dicho año. 
Asimismo, Inocencio III pidió a Domingo que, de acuerdo con sus hermanos, eligiera una Regla aprobada sobre la que se apoyara su Orden, y una vez elegida, confirmaría todo lo que le había pedido Domingo: los bienes, la predicación evangélica y el nombre de Predicadores.

HONORIO III. Sucedió a Inocencio III, el cual murió en julio de 1216. A mediados de octubre de dicho año, Domingo salió hacia Roma. El 22 de diciembre Honorio III confirmó todo lo que Inocencio III había prometido a Domingo mediante la bula de confirmación de la Orden, otorgándole protección y amparo apostólico para ponerlo a salvo de cualquier traba que pudiera impedir su propósito religioso de vida.  El 21 de enero de 1217 firmaba una nueva bula dirigida al prior y hermanos Predicadores de San Román de Tolosa, a los que llamaba “atletas del Cristo”, para que se dedicaran con todas su fuerzas a evangelizar la Palabra del Señor.
Honorio III a lo largo de su mandato promulgó una serie de bulas en favor de la Orden.

 Gregorio IX.  Antes de su elección papal, el Cardenal Hugolino, obispo de Ostia, ayudó a Domingo en todos los asuntos concernientes a la firma por parte de Honorio III de la bula de confirmación de la Orden. También como cardenal celebró la Misa e hizo el oficio de exequias  y sepultura de Santo Domingo.
Como Papa Gregorio IX autorizó y alentó la traslación de forma solemne del cuerpo de Santo Domingo desde su primer lugar de sepultura en el suelo de la pequeña Iglesia de San Nicolás, a una nueva zona de la iglesia, que se construyó al efecto.
Asimismo, autorizó la apertura de la causa de canonización de Domingo, de cuya muerte se iban a cumplir doce años, mediante el nombramiento de comisarios encuestadores y notificó la introducción del proceso.
Después de la tramitación oportuna, decidió inscribirlo en el catálogo de los santos, en Rieti, el 3 de julio de 1234, “después de habernos consolado en la tierra con su gran amistad, nos otorgará desde el cielo la alegría de su poderoso patrocinio”.

miércoles, 23 de agosto de 2017

Agosto, mes domicinicano: Santa Rosa de Lima




Isabel Flores de Oliva, nació en Lima el 20 de Abril de 1856. 

De pequeña tenía unas mejillas muy rosadas, por lo que la empezaron a llamar Rosa, añadiéndose ella posteriormente “de Santa María”. 

Ya desde pequeña pudo percibir la situación de explotación de los mineros, la mayoría nativos, lo que le dejó una huella y un profundo dolor por esos “sus hermanos”. 

Como toda mujer de su época, su vida debía transcurrir como esposa, a ser posible, se varón que tuviera un buen nivel social, o ingresando en un convento.

Pero ella, sintiendo un profundo deseo de entregar su corazón al Dios del amor, percibe la llamada de realizar esta vocación en el interior de su familia, trabajando por el Reino de Dios desde fuera del convento, encontrando su camino como Terciaria de la Orden de Santo Domingo, como laica dominica, imitando así a Santa Catalina de Siena, cuya vida conoció y estudió significando para ella una verdadera fuente de inspiración.


Se dedicaba a dar catecismo a los niños, enseñándoles también a tocar instrumentos musicales.

En sus constantes visitas a los frailes dominicos, pudo ver las acciones en favor de los pobres que llevaban a cabo Martín de Porres y Juan Macías. 

A los mendigos que se encontraba los llevaba a su casa para curarles las heridas, bañarlos y darles ropa y comida, llegando a instalar en la casa de sus padres una pequeña enfermería.

Sus confesores decían que era muy docta y muy especial, porque las mujeres de su tiempo no leían, no tenían formación especial, pero ella sabía escribir. 

Su vida giró alrededor de su deseo de entregar su vida a Dios. A través de sus textos demuestra que tenía mucho conocimiento de Dios y una especie de “iluminación divina”. Sus Mercedes o Escala Mística es una especie de descripción del proceso de su encuentro con Dios. Cada peldaño representa el grado del “amor divino perfecto” a Dios que profesaba Santa Rosa.

En Santa Rosa se unen la contemplación y el compromiso. Amante de la soledad, su profundo encuentro con Dios en la oración le conduce a una honda experiencia mística de alianza con Él, al que busca en el silencio y la soledad del corazón y, al mismo tiempo, esta experiencia nutre y se expresa en su generosidad y compasión hacia el prójimo, abriendo su alma a la obra misionera de la Iglesia con celo ardiente por la salvación de los pecadores y de los “indios”, por quienes desea dar su vida entregándose a duras penitencias para ganarlo a Cristo.

Frente a sus prójimos es un mujer comprensiva: disculpa los errores de los demás, perdona las injurias, se empeña en hacer retornar al buen camino a los pecadores, socorre a los enfermos. Se esfuerza en la misericordia y la compasión. También propaga el rezo del Rosario, manifestando que todo cristiano “debe predicarlo con la palabra y tenerlo grabado en el corazón”.

Muere a los 31 años, siendo canonizada por Clemente X el 12 de abril de 1671.

lunes, 14 de agosto de 2017

Agosto, mes dominicano: Domingo y sus obispos


Domingo y sus obispos

Los Obispos con los que Santo Domingo tuvo relación fueron:

Arderico. Obispo de Palencia. Fue el Obispo al que conoció Domingo en sus largos años de estudio. Su trabajo por avivar la vida cristiana en la diócesis quedó reflejada en el incremento de templos y aumento de clérigos. 

Martin de Bazan. Obispo de Osma. Fue quien procuró la inserción de Domingo en el Cabildo de Osma. Quiso establecer plenamente la vida regular entre los clérigos adscritos a la Catedral de Santa María.

Diego de Acebes. Obispo de Osma. Antes de este nombramiento era prior del Cabildo de Osma. Eligió a Domingo entre su séquito de clérigos,  caballeros y auxiliares que partieron hacia Dinamarca para cumplir la encomienda del rey Alfonso VIII, con el fin de establecer la alianza matrimonial entre su hijo el infante Fernando y una joven de la nobleza del reino de Dinamarca. Domingo también lo acompañó en el segundo viaje a Dinamarca para traerla a Castilla, aunque en esta ocasión no tuvieron el éxito deseado, lo que fue motivo de que se dirigieran a Roma, para tratar  con el Papa Inocencio III, además  de este tema, otros tales como cumplir con la visita "ad limina" y la presentación de un proyecto misionero.

En el viaje de regreso de Roma a Osma, Diego de Acebes junto con Domingo, se dirigieron a Citeaux, por indicación expresa del Papa, con el fin de apoyar a los cistercienses en su combate contra la herejía. La estancia en estas tierras constituye el comienzo de las relaciones de Domingo con la herejía cátara.

Fulco. Obispo de Tolosa (Francia). Encontró en los "predicadores castellanos" una ayuda inestimable en un intento de revitalizar su diócesis.  Con su total apoyo Diego de Acebes y Domingo predicaron por las diócesis de Tolosa y Carcasonne. Sembraban la semilla evangélica y disputaban con los dirigentes de los cátaros. 

Diego de Acebes murió en diciembre de 1207, pero, aunque  al principio produjo  un desánimo en los evangelizadores, no supuso el fin de la lucha por mostrar la verdad de, Evangelio a los habitantes de aquellos lugares. Domingo con algunos compañeros continuó con carácter estable la predicación.

El obispo Fulco, en mayo de 1215, instituyó a Domingo y sus compañeros  "predicadores por la diócesis", con los objetivos de extirpar la herejía, desterrar los vicios, enseñar el credo e imbuir a los hombres en las sanas costumbres".

Asimismo le hizo donación de una casa - hospital o casa de hospedaje para pobres, peregrinos y enfermos.

Domingo acompañó a Fulco a Roma para exponer al Papa problemas y proyectos relacionados con la predicación Tolosa na.  Deseaban que confirmarse a favor de Domingo y sus compañeros una Orden que se llamase y fuese de Predicadores.

sábado, 12 de agosto de 2017

La mesa de la Palabra: Miedo a la diferencia



Miedo a la diferencia

Fr. Timothy Radcliffe en su reciente obra El borde del misterio, nos traslada una noticia sobre Naomi Klein, mujer judía, amén de laica y feminista; por su sencillez y por la luz que nos aporta, bienvenida sea esta noticia. Esta buena mujer defiende, contra viento y marea, que solo la religión puede aportar elementos y razones para que cambien las convicciones de las personas. Porque entiende que las personas de fe, al menos la mayoría de ellas, tienen un perfil misionero, que las hace creer en aquello que la mayoría rechaza como no seguro: que todos los humanos somos susceptibles de profundos cambios. Sin querer, nos está hablando esta mujer de la esencia de la conversión.

Cuando las sociedades occidentales hacen dejación de usar la razón (véase la frivolidad cultural reinante, la boca grande y la mano estrecha de los populismos de acá y acullá,  los recelos terroristas, la amoralidad del mercado y el famoseo…) se descalifican para comprender al otro en nuestro modo pluralista de vivir. ¿Cómo nos relacionamos con los demás, otros en su cultura y pensar por definición? No lo sabemos, salvo que demos por buena la última moda, o el dictado del mercado o pensemos y hablemos de lo que los medios de comunicación se empeñan que lo hagamos.

Puede que, a pesar de Internet, nos hayamos tribalizado en exceso. Y no son tiempos para bajar los brazos y darnos por derrotados de antemano. Aún es posible creer en las personas en tanto capaces de cambio, creencia y esperanzas. De ellas depende el mundo nuevo.


Fr. Jesús Duque OP.




viernes, 11 de agosto de 2017

Agosto, mes dominicano: Domingo, peregrino.

Domingo, peregrino.

En la época medieval se intensificaron las peregrinaciones. Tres puntos eran los principales de las peregrinaciones: el Santo Sepulcro de Jerusalén, los sepulcros de San Pedro y San Pablo, en Roma, y el sepulcro de Santiago el Mayor, en Compostela.

La devoción religiosa, la penitencia y el logro de las indulgencias eran los principales motivos.

Las peregrinaciones ampiaban horizontes, abrían ante los ojos del caminante el libro de la naturaleza, invitaba a la admiración de los monumentos que hallaba a su paso. Cristo, en definitiva, era la meta que sostenía la peregrinación de los cristianos. Ayudaba a conseguir la evocación del ejemplo de los santos, ejemplos vivos del Evangelio. La peregrinación entrelazó caminos, unió pueblos, facilitó el desarrollo, hermanó a gentes de diversos orígenes.


Santo Domingo fue peregrino por los caminos de Europa y se postró en varias ocasiones ante el sepulcro de San Pedro en el Vaticano y ante el sepulcro de San Vicente Martir, en Castres, a 80 kilómetros de Tolosa.

Se encontró con peregrinos, les expuso la Palabra de Dios, e incluso consiguió a algunos para la Orde de Predicadores, destacando Reginaldo de Orleans, peregrino a Roma y Jerusalen, y Jacinto de Polonia, a quien le dión el hábito en Roma.

También se cuenta la historia de que consiguió del Señor que se libraran de morir ahogados algunos peregrinos ingleses que navegaban por el río Garona, a su paso por Tolosa.


martes, 8 de agosto de 2017

Hoy celebramos la festividad de Nuestro Padre Santo Domingo de Guzmán




Santo padre Domingo,
que siempre "hablabas con Dios o de Dios".
Nos dirigimos a tí,
para que nos obtengas la gracia
de comprender la voluntad del Señor
y la fuerza de seguir sus caminos.
Te confiamos esta Familia que iniciaste,
y te pedimos por ella, por su presente y su futuro.
Intercede por todos lo que queremos seguirte
alabando a Dios nuestro Padre,
bendiciendo a todos los hombres
y predicando la Buena Noticia de Jesús, el Señor.
Confiamos en tu ayuda, la que nos prometiste,
Santo Padre Domingo,
y la de todos los intercesores de la Orden, Amén.


 

lunes, 7 de agosto de 2017

Agosto, mes dominicano: Domingo, hombre de Iglesia.

Domingo, hombre de Iglesia.

La segunda juventud de Santo Domingo coincidirá con la terminación de sus estudios en Palencia y su incorporación al cabildo regular de Osma, Institución también en plena sintonía con el movimiento de renovación evangélica y apostólica de su època.

El obispo Martín quiso establecer en  diócesis de Bazan, acorde con el camino de renovación, la vida regular entre los clérigos adscritos a la catedral de Santa María. Los animó a aceptar la vida común, clausura y silencio, elementos favorecedores de la meditación, el estudio y la celebración del culto divino.

Fue este obispo quien llamó e hizo canónico de su  Iglesia Catedral a Domingo, el cual aceptó de buen grado, sintiéndose plenamente centrado en el género de vida que se queria para el cabildo. Domingo estaba dispuesto a ser como un apóstol viviente en su mundo, en torno a Cristo, representado por el Obispo.

Allí desempeñó el cargo de "sacristán" lo que le vinculaba al culto litúrgico y al cuidado de la catedral. Tenía también bajo su custodia los libros y documentos, así como los ornamentos, vasos sagrados y religiosos. Poco después pasó a ser "subprior", en estrecha relación con el prior del cabildo, Diego de Acebes, figura que tanto tuvo que ver desde entonces en la vida de nuestro santo padre.

Domingo empezó a brillar entre el resto de canónigos, siendo comparado por Jordán de Sajonia con dos árboles, el olivo y el ciprés. Fray Luis de Granada, comentando esta comparación de Jordán, decía que "confluían en una sola persona propiedades de dos cosas tan distantes como el ciprés alto y estéril y la oliva baja y fecunda. Mas sin duda lo uno y lo otro conviene a este bienaventurado Padre, pues como oliva fructuoso daba olio de misericordia para socorro de los prójimos, ocupándose de la vida activa, y como ciprés, que todo se va a lo alto, subía con movimientos de amor a los ejercicios de vida contemplativa. Y así abrazaba en uno ambas hermosuras de oliva y de ciprés, tomando de la una la fecundidad, dejada la bajeza, y del otro la alteza, dejada la esterilidad".

domingo, 6 de agosto de 2017

La mesa de la Palabra: De la gracia predicador

De la gracia predicador

Guárdeme Dios de corregir la historia y de reescribirla a mi capricho, porque en ella vemos, a veces, solo lo que nos interesa ver. Mantengo el personal e institucional orgullo al respecto de que la biografía del mejor de los Guzmanes, hiciera quien hiciese el relato histórico correspondiente, detenta siempre un plus de sencillez y claridad que nos evita incurrir, a propósito de Domingo de Guzmán, en devociones, advocaciones y formas extrañas de culto.

Y celebro que no sea un santo popular porque este rótulo conlleva casi siempre el añadido de ser abogado de una puntual necesidad, o el que reserva su generosidad a algún día fijo de la semana. Agradezco al Dios de la historia que el que quiera conocer a Domingo de Guzmán se encontrará, más pronto que tarde, el regalo o la gracia de ser una persona que dijo a los suyos que no perdieran el tiempo en predicar catástrofes ni montajes apocalípticos, sino la gracia, la benévola mirada de Dios Padre que está siempre a nuestro favor; que fueran siempre voceros de ánimos misericordiosos, de esperanza y ganas de levantar la cabeza. Domingo de Guzmán, bueno es recordarlo, hablaba a Dios de su mejor argumento, nosotros, los peregrinos por este mundo con nuestra mochila llena de miserias e ilusiones, para aprender a conjugar con nuestro equipaje y la gracia los verbos amar, perdonar y esperar en aquel que lo dio todo por nosotros. Sí, predicador de la gracia. Ojalá hoy la familia de Domingo de Guzmán sirva y cultive su legado para evangelizar, pues no para otra cosa nos instituyó. 

                                                                                                            Fr. Jesús Duque OP.