sábado, 17 de febrero de 2018

La mesa de la Palabra: Alternativa a la ceniza



Alternativa a la ceniza

El orden litúrgico vigente mantiene el signo de la imposición de la ceniza como gesto identificador del inicio del tiempo cuaresmal y, a la vez, invitación a que dispongamos de un corazón penitente que busca la misericordia del Señor. Sin embargo, mi modesta experiencia pastoral me ofrece no pocas dudas sobre la elocuencia del signo de la ceniza como punto de partida de una marcha hacia la Pascua. Bien porque aún quedan cristianos que demandan la imposición de la ceniza al margen de la comunidad en su vivencia eucarística, y dándole a la ceniza un sentido casi sacramental del que carece, cual si fuera un amuleto salvador; o bien por estar aún vigente la antigua fórmula que aludía al polvo en que con la muerte nos convertiremos; bien por el escaso éxito habido por las explicaciones pastorales al uso.

Lo cierto es que la ceniza como tal no facilita la conexión con el sentir del ciudadano medio de hoy, o al menos el rito provoca a algunos no pocas dudas en su aplicación, porque entienden que es un signo más propio del Viejo que del Nuevo Testamento. Por otra parte, no faltan iniciativas de cambio que merecen ser atendidas con respeto. Una de ellas es que, en opción libre, el creyente que inicia su itinerario cuaresmal se acerque al que preside la celebración y, con las manos en la Biblia o en los Evangelios, escuche la invitación que le conmina a que se convierta y crea en el Evangelio; a esta proclama puede responder con diversas expresiones de asentimiento e implicación. Porque de lo que se trata no es precisamente de evocar razones disciplinantes de negación y muerte, de penitencia por sí misma, sino todo lo contrario; se quiere subrayar el volver a Dios Padre, buscar su rostro, descubrir su tierna misericordia y vivir el Evangelio del Señor Jesús, la Buena Noticia del muerto y resucitado por nosotros. Porque si nuestra cuaresma no tiene tensión evangélica y pascual lo más seguro es que quede como linda tradición, pero perfectamente inútil para avanzar en la construcción del Reino de Dios y su justicia, tarea cuaresmal por excelencia.

sauver, aucune influence à maintenir.
Fr. Jesús Duque OP.