sábado, 14 de octubre de 2017

La mesa de la Palabra: Veinticinco años



Veinticinco años

Este modesto rincón se suma a la gratitud de toda la Familia Dominicana porque nuestras hermanas del Monasterio de Santa María de Gracia de Córdoba celebran sus primeros veinticinco años de existencia como Casa Federal. Un apretado manojo de años que no son sino una agradecida secuencia de la vida religiosa en tanto historia de fe y esperanza. Reclamáis en vuestro aniversario este monasterio como la Casa de Todas, y hacéis muy bien. Pues vuestra casa no es sino el resultado de no pocos trabajos, de sobrado empeño y, sobre todo, de saber poner nuestras cosas en manos de Aquél que siempre fue y es la fuerza de vuestra debilidad. Habéis sabido relatar ilusiones de consagración en las jóvenes que, al buscar el rostro de Dios en su personal historia, se entusiasmaron con una vida escondida en las manos del Padre al modo de Domingo de Guzmán y su alegría predicadora, o del poderío de Catalina de Siena cuando de las cosas de Cristo se trataba, o de la misteriosa dulzura de Rosa de Lima y de tantas mujeres que hicieron de sus discretas vidas una ofrenda de suave olor al Padre de todos.

Una de estas buenas mujeres, que agradecía el pasado viernes 13 el regalo de su vida, resumía así el centro de gravedad de su corazón, el alma de la vida consagrada y la razón de ser de la Casa Federal hoy: Vivir agradecida por cada instante vivido y compartido. Sumar días llenos de nombres, llenos de rostros a quien amar, de abrazos para regalar, de sonrisas, de lágrimas que brotan simplemente porque estamos juntos; sueños que de la mano de Dios y con tu ilusión y la mía llegarán a hacerse vida. Quiero seguir mirándome en ti, en tu mirada, en tus manos cansadas, en tu corazón agotado de latir amando. Quiero ser pan partido y repartido, quiero ser como el vino que alegra el corazón. ¡Felicidades, hermanas!


Fr. Jesús Duque OP.