jueves, 28 de abril de 2016

San Luis María Grignion de Monfort, de la Orden Tercera


"... permaneced en mi amor."









REZAR EL ROSARIO EN COMUNIDAD


(Por San Luis María Grignion de Montfort)


Entre tantos métodos como existen de rezar el Rosario, el más glorioso para Dios, saludable para el alma y temible para el demonio es el de salmodiarlo o rezarlo públicamente a dos coros.
Dios se complace en las asambleas. Todos los ángeles y santos congregados en el cielo le alaban ininterrumpidamente. Los justos de la tierra reunidos en varias comunidades le imploran en comunidad día y noche
El Señor aconsejó expresamente esta práctica a sus apóstoles y discípulos y les prometió que, cuantas veces se reúnan dos o tres en su nombre, El se encontraría en medio de ellos, para rogar en su nombre y rezar la misma oración. ¡Que alegría tener a Jesús en nuestra compañía! y pensar que para poseerlo basta solamente reunirse a rezar el Rosario
Es la razón por la cual las primeros cristianos se reunían tantas veces para orar a pesar de las persecuciones de los Emperadores que les prohibían reunirse, preferían exponerse a la muerte antes de faltar a sus asambleas, en las que tenían la certeza de que Jesús les hacía compañía. La oración en común es saludable al alma:
1. Porque ordinariamente la mente más atenta durante la oración pública que durante la privada.
2 porque cuando se reza en comunidad la oración. de cada persona se convierte en la de toda asamblea y todas juntas sólo forman una oración. De suerte que si algún particular no reza tan bien, otro que lo hace mejor suple su falta. El fuerte sostiene al débil, el fervoroso enardece al tibio, el rico enriquece al pobre y el malvado se integra a los buenos. ¿Cómo vender un kilo de cizaña? Basta mezclarla con cuatro o cinco kilos de trigo bueno.
Porque una persona que reza sola el Rosario tiene el mérito de un solo Rosario, pero si lo reza con treinta personas, adquiere el mérito de treinta rosarios tales son las leyes de la oración pública. ¡Que ganancia! ¡Que ventaja! Porque la oración publica, es más eficaz que la individual para apaciguar la ira de Dios y obtener misericordia.
Por último, el Rosario rezado en comunidad es mucho más terrible contra el demonio, pues así se forma un ejercito entero para atacarlo. En ocasiones triunfa fácilmente sobre la oración particular. Pero, si esta se une a la de los demás solo con dificultad lograra sus propósitos. Es fácil romper una varita. Pero si la unes a otras y formas un haz, no podrá romperlo.
La unión hace la fuerza. Los soldados se unen en batallón para derrotar al enemigo. Las malvados se unen con frecuencia para sus orgías y danzas. Los mismos demonios se unen para perdernos. ¿Por qué no han de unirse los cristianos para gozar de la compañía de Jesucristo, aplacar la ira divina, alcanzar la gracia y misericordia del Señor y vencer y abatir más eficazmente a los demonios?
Pero, Corno en todas partes hay réprobos no te extrañes de encontrar en los lugares donde vives gentes perversas que desdeñaran venir al Rosario. Ridiculizaran y aun harán cuanto puedan con sus malignas insinuaciones y ejemplos para impedir que continúes en tan santo ejercicio ¡Pero, no cedas! ¡No te extrañes de su proceder! ¡Un día, estos infelices se hallarán para siempre separados de Dios. Excluidos del paraíso así como ahora se apartan de la compañía de Jesucristo y de sus servidores!