domingo, 31 de agosto de 2014

Plegaria a santo DOMINGO DE GUZMAN


SANTO DOMINGO,
padre y fundador nuestro,
hombre del Evangelio,
de oración y apostolado.

Mira a tu familia
que es llamada a seguirte
consagrada a Cristo,
en pobreza y fraternidad.

Te aclamamos tus hijos,
por ser tú nuestra esperanza
y te damos gracias
por hacernos herederos
de tu vida y misión.

Inspíranos a vivir
un Evangelio integral,
como respuesta a un mundo
que busca y nos reta;
y así, padre,
tu ejemplo nos estimule,
y la Verdad nos ilumine
en el estudio y la oración;
y ambos nos urjan
a transmitir a los demás
lo que contemplamos y vivimos.

Haznos, padre, como tú:
confiados en la Providencia,
dóciles al Espíritu,
constantes en contemplar,
convincentes en predicar,
prudentes al enseñar,
generosos en servir,
valientes en emprender;
en la alegría agradecidos,
en el dolor esperanzados,
en el cansancio perseverantes,
en el convivir sinceros.

Concédenos, Santo Domingo,
vocaciones nuevas,
que continúen tu obra de la "Sagrada Predicación",
hablando con Dios o de Dios.

Para que, así, padre,
se cumpla lo que tú mismo prometiste,
en honor a la Verdad,
Jesucristo, el Señor. AMEN.

                              (Baltasar Hendriks, op)

sábado, 30 de agosto de 2014

Semblanza espiritual de DOMINGO DE GUZMAN


Había en él algo mucho más resplandeciente y grandioso que los milagros. Era tan limpio en su conducta y estaba impulsado por tal ímpetu de fervor divino que, sin ningún género de duda, quedaba patente que era un vaso de honor y de gracia, un vaso adornado con todo género de piedras preciosas.

Había en él una igualdad de ánimo muy constante, a no ser que se conmoviera por la compasión y la misericordia. Y como el corazón alegre alegra el semblante, el sereno equilibrio del hombre interior aparecía hacia afuera en la manifestación de su bondad y la placidez de su rostro.

Mantenía tal firmeza de ánimo en las cosas que comprendía razonablemente que debían llevarse a cabo en conformidad con la voluntad de Dios, que rara vez o nunca accedió a cambiar una decisión, tomada tras madura deliberación. El testimonio de su buena conciencia, como queda dicho, resplandecía siempre en la serena placidez de su semblante, sin que palideciera la luz de su rostro. Por todo esto se atraía sin dificultad el amor de todos. Apenas lo veían se introducía sin dificultad en su corazón.

Dondequiera que se encontrara, en camino con los compañeros, en alguna casa con el hospedero y demás familia, entre los magnates, príncipes y prelados, afluían siempre a sus labios conversaciones constructivas y abundaba en ejemplos con los que inclinaba el ánimo de los oyentes al amor de Cristo y al desprecio del mundo. De palabra y de obra se mostraba por todas partes como un hombre evangélico.

Durante el día, nadie más comunicativo con los frailes o compañeros, nadie más agradable. En las horas nocturnas nadie más perseverante en las vigilias y oraciones por todos los modos. Por la noche se detenía en el llanto, y por la mañana le inundaba la alegría. Entregaba el día a sus prójimos, la noche a Dios, convencido como estaba de que el Señor ha enviado durante el día su misericordia, y de noche su cántico. Lloraba muy abundantemente y con mucha frecuencia, y las lágrimas fueron para él su pan de día y de noche. Por el día, sobre todo, cuando celebraba con frecuencia o diariamente la Misa solemne. De noche, cuando velaba más que nadie en infatigables vigilias.”

                                                                                       (Beato Jordán de Sajonia)

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PRECES por las Vocaciones Dominicanas:

Ayúdanos a ser fieles a la vocación que profesamos
         y haz que con nuestro testimonio de vida invitemos a los jóvenes a acercarse a Ti.





viernes, 29 de agosto de 2014

La “obra literaria” de DOMINGO DE GUZMAN


Santo Domingo fue configurando su orden a medida que se entregaba a la misión. Lo que tantas veces se ha denominado “Obra literaria de santo Domingo” está centrado prácticamente por completo en la entrega fundacional. Poseía una sólida formación teológica y en el derecho eclesiástico. Fue completando su formación con la asidua lectura personal de la Biblia, de los Padres de la Iglesia, especialmente san Agustín, san Gregorio Magno, san León Magno, san Isidoro de Sevilla. También meditó las obras espirituales de Casiano.

Pero el contacto directo, la experiencia vital con la gente de su tiempo y con los problemas más acuciantes de la Iglesia, le exigieron una peculiar dedicación al estudio para afrontar disputas o controversias con los cátaros y valdenses, en defensa de la fe de la Iglesia y, naturalmente, para exponerla de manera infatigable a lo fieles.

Es cierto que no se conoce todo cuanto escribió. Ha habido biógrafos que le han atribuido una serie de comentarios bíblicos, como resultado de sus enseñanzas o predicación en Roma, Bolonia y París. Pero de todo esto no queda constancia documental alguna. Fray Esteban de España, al referirse en el proceso de canonización a la venta de sus libros, que realizó en Palencia para socorrer a los pobres, decía que aquellos libros estaban glosados de su mano.

Por lo que se refiere a sus disputas con los cátaros y valdenses, los primeros biógrafos mencionaban tratados compuestos por él, y de dos actas o documentos de reconciliación y testificación.

El hecho de que, por iniciativa propia, o animado por Diego de Acebes se decidiera a escribir en aquellas circunstancias, en que no es de creer que tuviera muchos libros a mano, permite conjeturar que tenía práctica, cualidades y gusto por la composición escrita, tan importante para una honda evangelización. Su escrito de controversia abordaría temas centrales, como la encarnación del Verbo de dios hacia la cual mira todo el Antiguo Testamento, aunque de ello no quisieran ni oir mencionar los cátaros. Trataría igualmente de la divinidad de Jesucristo, de los sacramentos, prácticamente negados por los herejes. Su escrito fue sometido a la prueba de fuego y, aunque respetado por las llamas, parece que no existía ya cuando escribió Jordán de Sajonia.

Es evidente que a partir de 1217, la relación de Domingo con sus frailes no podía limitarse a una visita o estancia en Italia, Francia o España. Sus palabras y enseñanzas fueron recogidas ciertamente por los testigos de vista, pero también estos manifiestan claramente la comunicación por escrito. Juan de España dijo en el proceso de canonización que “fray Domingo aconsejaba y exhortaba con frecuencia a los frailes de la orden, con su palabra y por medio de cartas para que estudiaran constantemente en el Nuevo y Antiguo Testamento”. Cartas que no se han conservado.

Tuvo su parte en la redacción de la primitiva legislación de la orden: “Liber Consuetudinun; Constitutiones monialium Sancti Syxti de Urbe”. En algunos casos pudo intevenir en la elaboración y tramitación de algunas de las bulas pontificias, motivadas normalmente por escritos de súplica, y quien sabe si repasado por él el contenido preparado en primeras redacciones por los oficiales de la cancillería papal. No puede olvidarse el aprecio y valoración en la que le tuvo el cardenal Hugolino de Ostia y también el papa Honorio III.

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PRECES por las Vocaciones Dominicanas:

Tú Señor, que reuniste en torno a Domingo de Guzmán hombres y mujeres apasionados por la Predicación de la Verdad,

         suscita  hoy entre los jóvenes esa misma pasión que les lleve a entregar su vida al anuncio de tu Palabra.

jueves, 28 de agosto de 2014

DOMINGO DE GUZMAN y la regla de san Agustín.


Como es sabido, la Regla de san Agustín son las normas que Agustín de Hipona redactó para organizar la vida de la comunidad cuando fundó el monasterio de Tagaste, en el norte de Africa, y si bien aquellas las elaboró en tres momentos distintos, en el fondo se reducen a una sola regla.

La regla del santo es la más antigua de Occidente, del siglo IV al siglo V. En ella regula las horas canónicas, las obligaciones de los monjes, el tema de la moral y los distintos aspectos de la vida en monacato.

Muchos monasterios africanos adoptaron las reglas de san Agustín. Siglos más tarde fueron también adoptadas por órdenes clericales como los premonstratenses (siglo XII), los propios agustinos (siglo XIII) y los dominicos, mercedarios o servitas (siglo XIII).

La  relación de santo Domingo con la regla de san Agustín tiene se remonta a los tiempos de aquel como canónigo de Osma. El obispo Martín de Bazán quiso establecer la vida regular entre los clérigos adscritos a la catedral de Santa María. Los animó particularmente a aceptar la vida común, la clausura y el silencio, favorecedores de la meditación, el estudio y la celebración del culto divino. En tales esfuerzos le precedió el obispo Beltrán, que fue quien convirtió el cabildo catedral en cabildo regular, en otras, palabras, en cabildo sometido a la regla de san Agustín.

Martín de Bazán fue apoyado en sus altos ideales por Diego de Acebes, insigne figura de aquél tiempo y del que ya se ha dado extensa razón en escritos anteriores. Éste, convertido en prior del cabildo buscó con esmero personas adecuadas para ayudar a la Iglesia particular en la marcha hacia nuevos derroteros, en plena sintonía con una restauración evangélica. Hasta Osma llegó la fama del joven Domingo, estudiante en Palencia, y averiguaron diligentemente cuál era el fundamento de semejante buena opinión. Tras confirmarse que era sólida, Martín de Bazán lo llamó e hizo canónigo de su iglesia catedral.

Domingo aceptó de buen grado la invitación que le hicieron para ir a la capital de su diócesis. Desde el comienzo en el Burgo de Osma se sintió plenamente centrado en el género de vida que se quería para el cabildo. En conformidad con la regla de san Agustín, cuya profesión mantendrá ya hasta la muerte, tuvo la caridad como norma suprema, ejercitada en la vida comunitaria, hasta lograr la unanimidad de alma y corazón en Dios y con los hermanos. Renunció en lo sucesivo a toda propiedad privada, y siguió con docilidad la fuerte llamada a la vida de oración, en las horas y tiempos señalados. Cuidó con esmero el clima de recogimiento en la Iglesia, para facilitar en aquel recinto la práctica de la oración. Se empeñó en poner en armonía el corazón y los labios en la celebración de la alabanza divina. Levó una vida austera, en la que entraban como componentes el ayuno y la mortificación. Alimentó su espíritu con la lectura, especialmente de las Escrituras Santas. Amó la belleza espiritual, y logró exhalar a través de su conversación el buen olor de Cristo.

Tan conocida, aceptada y seguida por fray Domingo fue la regla de san Agustín que cuando el papa Inocencio III le pidió a Domingo que, de acuerdo con sus hermanos, eligiera una regla aprobada sobre la que se apoyara su orden, tal elección no les resultó difícil. Optaron por la regla de san Agustín, llegando incluso a asumir también algunas observancia más estrictas relativas a comidas, ayunos, lechos y uso de vestidos de lana.

Incluso, cuando Domingo fue comisionado por el papa Honorio III, el cual llevó a la finalización un proyecto de su antecesor Inocencio III, para reunir en un monasterio a gran parte de las monjas de Roma, en concreto en el Monasterio de San Sixto, reconstrucción de la antigua basílica paleocristiana del mismo nombre, que databa del siglo V, organizó la vida en el nuevo monasterio a partir de la regla de san Agustín. Aunque se conoce como regla de san Sixto, es de suponer que santo Domingo trasladara a esta regla buena parte de cuanto reglamentaba la vida de sus hermanas de Prulla, Tolosa y Madrid, pero se mostró receptivo a otras disposiciones que procedían, por ejemplo, de la regla de san Benito o de los canónigos de Sempringham. En la regla de San Sixto se proyecta con claridad la fisonomía de santo Domingo como animador de una vida religiosa en constante renovación.


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PRECES por las Vocaciones Dominicanas:

Acoge las vidas de contemplación y oración de las monjas dominicas,
         que encuentren en la construcción del Reino su recompensa y reciban nuevas vocaciones que continúen su vida de amor.




miércoles, 27 de agosto de 2014

DOMINGO DE GUZMAN: Extracto de la Bula de canonización.


Gregorio obispo, siervo de los siervos de Dios, a nuestros venerables hermanos los arzobispos y obispos, a nuestros amados hijos los abades, priores, arcedianos, arciprestes, deanes y demás prelados de las iglesias a cuyas manos llegaren estas letras, salud y bendición apostólica.

“Fuente de la sabiduría” es la Palabra del Padre, Nuestro Señor Jesucristo, cuya naturaleza es bondad y su obra misericordia; que redime y renueva a los que ha creado, y no abandona hasta la consumación de los siglos la viña que transplantó de Egipto, renueva sabiamente sus prodigios por la inconstancia de la mente humana, y repite los portentos para salir al paso de la desconfianza de los incrédulos.

Pues desde el nacimiento de la Iglesia, después de la muerte de Moisés, es decir, tras el fin de la Ley el Señor subió a los caballos y a las cuadrigas de los Evangelios, que son en verdad fuente de salud y, queriendo anular la presunción de Jericó, es decir, la vanagloria del mundo, la derrotó ante la admiración de las naciones, con el solo estruendo de la predicación, tomando en su mano el arco de la divina Palabra, que había mantenido en tensión hasta reducir a los judíos a la impotencia, y recordando el juramento que había hecho a nuestros padres, abrió en el mar un camino para sus caballos, prefigurando con la señal del hilo de púrpura de Rahab la salvación de innumerables pueblos.
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Y así podemos contemplar al presente, después de las tres cuadrigas con diferentes significados, una cuarta, tirada por caballos robustos y de variado color. Son las legiones de los frailes Predicadores y Menores, con jefes elegidos para llevarlos a la par al combate. El Señor suscitó el espíritu de santo Domingo y le otorgó como a caballo de su gloria, la fortaleza de la fe y el fervor de la divina predicación, y le hizo brotar el relincho de su cuello.

Desde su infancia tuvo un corazón de anciano, y eligiendo una vida de mortificación para su cuerpo, buscó afanosamente al autor de la vida. Entregado a Dios como nazareo, y consagrado por la profesión de la regla de san Agustín, imitó a Samuel en el servicio asiduo del Santuario, y continuó las piadosas inspiraciones de Daniel en su afán por regular sus deseos. Recorrió fielmente cual valeroso atleta las sendas de la justicia y el camino de los santos. No abandonó ni siquiera por un instante la casa del Señor, ni su oficio de maestro y ministro de la Iglesia militante, sometiendo siempre la carne al espíritu, la sensibilidad a la razón. Hecho un solo espíritu con Dios, se esforzó por abismarse en El por la contemplación, sin descuidar la caridad para con el prójimo, que le impulsó a entregarse con justa medida a las obras de misericordia. Así, combatiendo las delicias de la carne, y alumbrando las mentes endurecidas de los impíos, hizo temblar a la secta de los herejes, y exultar a la Iglesia de los fieles.

A medida que crecía en edad, crecía también en gracia, y experimentaba una indescriptible felicidad en la entrega a la salvación de las almas. Se dio por completo a la predicación de la Palabra de dios, engendrando a muchos en Cristo por el Evangelio, una verdadera multitud que, siguiéndole en su ardua vocación, se consagró al sublime ministerio evangélico. Esto le mereció obtener en la tierra le nombre y oficio de patriarca. Convertido en pastor y jefe ínclito del pueblo de Dios, instituyó con sus méritos la nueva orden de Predicadores, la aleccionó con sus ejemplos, y no dejó de confirmarla con auténticos y evidentes milagros. De hecho, entre las obras maravillosas de santidad y muestras de poder con las que brilló todavía en vida, se cuentan diferentes curaciones: dio habla a los mudos, vista a los ciegos, oído a los sordos, hizo caminar a los atormentados, por diversas dolencias. En todo esto se muestra claramente la calidad de espíritu que habitaba en la tierra de aquel santísimo cuerpo.
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Con el consejo y asentimiento de nuestros hermanos y de todos los prelados presentes en la actualidad en la Sede Apostólica, decretamos inscribirlo en el catálogo de los santos
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Dado en Rieti, el 3 de julio del año octavo (de nuestro pontificado, 1234)”.

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PRECES por las Vocaciones Dominicanas:

Tú, Señor, que revelaste el misterio de tu amor a Catalina de Siena, e hiciste de ella instrumento de paz y reconciliación en tiempos difíciles

           ilumina también hoy la vida de los jóvenes para que te descubran a Ti como fuente de paz y puedan ser, así, instrumentos de reconciliación en nuestro mundo.

martes, 26 de agosto de 2014

Palabras del Papa Benedicto XVI sobre Santo Domingo


En el segundo tomo de su obra “Jesús de Nazaret”, al hablar de las venidas primera y última de Cristo, introduce una “venida media” , a través de su palabra, los sacramentos, los acontecimientos. Y continúa: “Pero hay también modalidades de dicha venida que hacen época. El impacto de dos grandes figuras –Francisco y Domingo- entre los siglos XII y XIII, ha sido un modo en que Cristo ha entrado de nuevo en la historia, haciendo valer de nuevo su palabra y su amor; un modo con el cual ha renovado la Iglesia y ha impulsado la historia hacia sí”.

Asímismo, Benedicto XVI, reconociendo la devoción mariana de santo Domingo, manifestaba en la catequesis que le dedicó el 3 de febrero de 2010: “Ante todo, la devoción mariana, que cultivó con ternura y que dejó como herencia a sus hijos espirituales, los cuales en la historia de la Iglesia han tenido el gran mérito de difundir la oración del santo rosario, tan arraigada en el pueblo cristiano y tan rica en valores evangélicos, un verdadera escuela de fe y de piedad”.

Y, en el la catequesis del 8 de agosto de 2012, se refirió a otra característica de santo Domingo, la oración: “Santo Domingo fue un hombre de oración. Enamorado de Dios, no tuvo otra aspiración que la salvación de las almas, especialmente de las que habían caído en las redes de las herejías de su tiempo; imitador de Cristo, encarnó radicalmente los tres consejos evangélicos uniendo a la proclamación de la Palabra el testimonio de una vida pobre; bajo la guía del Espíritu Santo progresó en el camino de la perfección cristiana. En todo momento la oración fue la fuerza que renovó e hizo cada vez más fecundas sus obras apostólicas.
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Santo Domingo nos recuerda que en el origen del testimonio de la fe, que todo cristiano debe dar en la familia, en el trabajo, en el compromiso social y también en los momentos de distensión, está la oración, el contacto personal con Dios. Sólo esta relación real con Dios nos da la fuerza para vivir intensamente cada acontecimiento, especialmente los momentos de mayor sufrimiento”.

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PRECES por las Vocaciones Dominicanas:

Tú, Señor, que ungiste a Tomás de Aquino con una honda pasión por la búsqueda de la Verdad,


       Sigue llamando hoy a hombres y mujeres que dediquen su vida incondicionalmente a continuar esa búsqueda.

lunes, 25 de agosto de 2014

DOMINGO DE GUZMAN: Traslado de sus restos y proceso de canonización.


Después de la muerte de Santo Domingo, aumentando los milagros y no pudiéndose ocultar su santidad por más tiempo, la devoción de los fieles consideró decoroso trasladar con reverencia su cuerpo, que se hallaba depositado en un lugar humilde, a otro más noble. Pues creciendo la devoción del clero y del pueblo hacia él, se iba elevando un monumento sobre el suelo, como si una fuerza interior apretara hacia afuera.

El sepulcro en el que fue enterrado en primer lugar estaba cubierto por una gran losa asegurada con durísimo cemento, de modo que nos salía efluvio alguno de su interior.

Se habían congregado muchos frailes para el capítulo general, en el año 1233. Se comenta de uno de los frailes, muy inquieto por comprobar si el Señor se dignaría obrar, para exaltación de santo Domingo, algún milagro con ocasión del traslado. Por la noche, entre sueños y vigilia, vio a un hombre que le decía en voz perceptible; “Este recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de salvación” (Sal 23,5).

Se procedió levantar la lápida. Quitado el cemento emanó de repente tal perfume de suavísimo olor que no parecía que saliera de un sepulcro, sino de una tienda de aromas. Quedó de manifiesto su cuerpo virginal, que había permanecido incorrupto. El olor no solo se hallaba en los huesos, sino también en la tierra, que después fue llevada a regiones lejanas, reteniendo este olor por largo tiempo. En las manos de los frailes que habían tocado algunas de aquellas cosas, se adhirió de tal modo, que aunque se las lavaran, ofrecían prueba de la fragancia durante muchos días. Muchas gentes del pueblo que se habían apresurado a ir, atraídos por el admirable perfume, recibieron el beneficio de la salud. Este, pues, recibió la bendición del Señor, le hizo justicia el Dios de la salvación.

Pocos días después de la finalización del Capítulo General, una delegación compuesta por representantes episcopales y del clero, de los frailes, de las autoridades civiles y ciudadanos y de la universidad de Bolonia, llegó a Roma para pedir al Papa la apertura de la causa de canonización de Santo Domingo, de cuya muerte se cumplían doce años. Gregorio IX hizo los preceptivos nombramientos de comisarios encuestadores y notificó la introducción del proceso, procediéndose en conformidad con la legislación al efecto.

El Papa Gregorio IX, decidió inscribirlo en el catálogo de los santos en Rieti, el 3 de Julio de 1234.
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PRECES por las Vocaciones Dominicanas:

Tú, Señor, que diste un corazón compasivo a Martín de Porres,
         suscita nuevas vocaciones a la vida dominicana, que hagan cercano tu rostro misericordioso a los desheredados de la tierra.





domingo, 24 de agosto de 2014

DOMINGO DE GUZMAN: Muerte en Bolonia


A finales de julio de 1221, fray Domingo llegó exhausto a Bolonia. Pero, a pesar de la fatiga, se quedó casi toda la noche  conversando con algunos de sus frailes sobre la situación de la orden. El prior del convento, fray Ventura de Verona, le rogó que se fuera a descansar y que no se levantara por la noche a maitines. No accedió a la sugerencia y se fue a la iglesia a orar y, a continuación, asistió a maitines, pero después comunicó al prior que le dolía la cabeza.

Desde entonces comenzó a debilitarse. Postrado por la enfermedad en un jergón, por su negativa a acostarse en un lecho, hacía llamar a los hermanos novicios y les consolaba y exhortaba al bien, con dulces palabras y semblante alegre.

Debido al calor que hacía en el convento, lo trasladaron al monasterio de santa María del Monte, en una colina cerca. A la vista de su agravamiento, el 6 de agosto pidió que llamaran al prior, fray Ventura, el cual subió desde el convento al monasterio con cerca de veinte frailes, administrándole la unción de enfermos.

Los frailes que se habían mantenido con fray Domingo informaron al prior que el monje que regentaba el monasterio había manifestado que si Domingo moría allí, no permitiría que lo trasladaran a otra parte, sino que lo haría sepultar en su iglesia. Esto le fue comunicado a fray Domingo, el cual manifestó: “Lejos de mí que sea sepultado en otro lugar que bajo los pies de mis frailes. Llevadme para que muera en aquella viña, y así podáis sepultarme en nuestra iglesia”.  Ante ello, los frailes lo tomaron consigo y lo llevaron de nuevo al convento de San Nicolás.

Fray Domingo les pedía que no lloraran, repitiendo que les sería más útil desde el lugar a donde iba, de lo que había sido estando con ellos.

En sus últimos momentos, Fray Domingo, elevando los ojos y las manos al cielo, exclamó: “Padre Santo, con gran placer he perseverado en el cumplimiento de tu voluntad, y he guardado y conservado a los que me diste; yo te los recomiendo, consérvalos y custódialos”.

Cuando el propio enfermo lo pidió, comenzaron la recomendación del alma. Murió durante la misma, al llegar a las palabras: “Venid , Santos de Dios, corred, ángeles del Señor, recibid su alma para presentarla al Altísimo”. Era el 6 de agosto hacia las doce del mediodía del años 1221.
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PRECES por las Vocaciones Dominicanas:

Por los miembros de nuestra familia que realizan su misión en pueblos lejanos, 

       para que siendo semillas del evangelio frutifiquen en la Iglesia dando el ciento por uno.

sábado, 23 de agosto de 2014

SANTA ROSA DE LIMA


Hoy, 23 de agosto, la Iglesia celebra la festividad de Santa Rosa de Lima.

Isabel Flores de Oliva nació en Lima en 1586. El nombre de “Rosa” es de origen popular, al que ella añadió: “de Santa María”, nombre ya oficial desde 1668.

Lima tiene una comunidad pionera en la evangelización: el convento de Santo Domingo. Allí los seglares pueden participar en la liturgia, reunirse a meditar la Palabra de Dios y colaborar temporalmente en los puestos misionales o "doctrinas".

Santa Rosa de Lima en su interior vive un dilema: por un lado siente vocación de religiosa contemplativa y, por otros, percibe la imperiosa llamada a realizar esta vocación en el interior de su familia, trabajando por el Reino de Dios desde fuera del convento. A sus 20 años encuentra el camino: ser pobre por la fraternidad universal ingresando en la Orden de Predicadores, en su movimiento seglar.

Como dominica seglar da clases a los niños, incluyendo aprendizaje de instrumentos musicales (guitarra, arpa, cítara), cultiva el huerto de casa u trabaja en costura. De esta forma aporta al sostenimiento de su familia amenazada con estrecheces económicas. En aquel hogar la vida es sencilla, pero lo necesario nunca falta.

Participa en la Eucaristía en el Convento de Santo Domingo. Al fondo de su casa construye una cabaña con el fin de asimilar más el Evangelio en la oración; allí entra en comunión con Dios, con los hombres y con la naturaleza. Sólo Dios la va retribuyendo y ella se va forjando como mujer de "contemplación en lo secreto". Frente a sus prójimos es una mujer comprensiva: disculpa los errores de los demás, perdona las injurias, se empeña en hacer retornar al buen camino a los pecadores, socorre a los enfermos. Se esfuerza en la misericordia y la compasión.

Tuvo una gran devoción y afinidad con santa Catalina de Siena. Preclara por su humildad, paciencia y celo por la salvación de su pueblo, murió en Lima el 24 de Agosto de 1617.

Su cuerpo se venera en la basílica de Nuestra Señora del Rosario. Fue beatificada en 1668 y canonizada el 12 de abril de 1671. Es la primera flor de santidad de América.

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PRECES por las Vocaciones Dominicanas:

Oh Dios, que has llamado a nuestras monjas contemplativas para que, como María Magdalena, estando a los pies de Jesús, escuchen sus palabras,

       haz  que también los jóvenes sepan entrar en la soledad donde Tú les hables al corazón y puedan escuchar tu llamada a seguirte en la vida contemplativa dominicana.



viernes, 22 de agosto de 2014

DOMINGO DE GUZMAN: Dispersión de los frailes


A comienzos de marzo de 1217 estaba Domingo de vuelta en Tolosa, y tuvo una reunión con los frailes del convento de San Román y con representantes de Prulla. Necesitaba comunicar cuanto había vivido y obtenido en aquellos meses intensos de estancia junto al Papa.

Tras ello, y reunidos los frailes, les comunicó su propósito de dispersar por las diversas partes del mundo a todos los frailes, aunque fueran pocos, convencido como estaba de que “la semilla esparcida fructifica, amontonada se pudre”.


El “envío por el mundo” tuvo lugar probablemente desde Prulla, el 15 de agosto de dicho año. El grupo más importante, dividido en dos, partió hacia París. Otro grupo partió hacia España, quedando el convento de San Román confiado a los frailes tolosanos, y conservando Prulla otros religiosos.

Domingo permaneció unos meses en la región tolosana, predicando y ofreciendo apoyo a sus hermanos y hermanas. Posteriormente se trasladó a Roma y allí consiguió del Papa una bula de recomendación de la orden para los prelados de la Iglesia católica. En este documento pontificio, tras un preámbulo en que se daba por sentado que honrar a las personas religiosas significaba ofrecer un obsequio muy grato a Dios, exhortaba y mandaba Honorio III que tuvieran por encomendados a los frailes de la orden de Predicadores, porque estaba convencido de su útil ministerio y género de vida grato al Señor. Su recomendación y mandato se extendía, en concreto, a que los asistieran en sus necesidades, porque ellos, siguiendo a Cristo con el título de pobreza, proponían gratis y fielmente la Palabra de dios. No buscaban otra cosa que el provecho de sus hermanos.

Santo Domingo, durante los años siguientes no se permitió descanso en su tarea de predicador y animador de la orden, visitando y animando a sus frailes en cada uno de los lugares donde se empezaron a establecer, en algunos no sin dificultades.

Convocó el primer capítulo general para la fiesta de Pentecostés de 1220, en la ciudad de Bolonia. La llamada se dirigió a los conventos de Italia, España y Francia. En el convento de San Nicolás de las Viñas se encontró a una floreciente comunidad a la que se habían sumado representantes de los diferentes conventos: Tolosa, Prulla, Madrid, Segovia, Lyon, Limoges, París, Bolonia, Brescia, Verona, Florencia y San Sixto de Roma.

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PRECES por las Vocaciones Dominicanas:

Sigue llamando, Señor, a hombres y mujeres laicos a formar parte de la Familia Dominicana,

       para que, como el beato Jorge Frassati, sean testimonio y palabra viva en medio de las realidades cotidianas de nuestro mundo.


jueves, 21 de agosto de 2014

DOMINGO DE GUZMAN: Aprobación de la Orden


El Papa Inocencio III deseaba la celebración de un concilio general o ecuménico desde el comienzo de su pontificado, pero no logró reunirlo hasta poco antes de su muerte. Hizo público el proyecto en abril de 1213, tiempo en que Domingo sustituía en lo espiritual al obispo de Carcasona. Por voluntad del Papa fueron muchos los obispos que se encaminaron hacia Roma. Uno de ellos fue el obispo  Fulco de Tolosa, a quien acompañó fray Domingo.

Ambos, Fulco y Domingo, pudieron exponer al Papa problemas y proyectos relacionados con la predicación en Tolosa. Deseaban que les confirmara a favor de Domingo y sus compañeros una orden que se llamara y fuese de predicadores. Inocencio III comenzó por otorgar una bula el 8 de octubre de 1215, al prior fray Domingo, y a los frailes y hermanas de Santa María de Prulla, recibiéndolos bajo la protección apostólica. Según cuenta Constantino de Orvieto, el Papa Inocencio III tuvo un sueño profético, donde veía a Santo Domingo sostener la iglesia de Letrán. Este sueño, aseguró más tarde la aprobación de la Orden de Santo Domingo, y ha inspirado numerosas obras de arte, entre las que destaca una del dominico Fra Angelico.

  En la última sesión del concilio, Inocencio III le pidió a Domingo  que, de acuerdo con sus hermanos, eligiera una regla aprobada sobre la que se apoyara su orden, y, tras ello, confirmaría todo lo que le había pedido, a saber: los bienes, la predicación evangélica y el nombre de Predicadores. Pidió también al obispo Fulco que les asignara una iglesia.


Vuelto  Domingo a Prulla y Tolosa explicó a sus hermanos y hermanas comprometidos en la “Santa Predicación” lo vivido en el concilio de Letrán. Respecto a la regla, optaron por la que ya conocían de san Agustín, asumiendo también algunas observancias más estrictas relativas a comidas, ayunos, lechos y uso de vestidos de lana. Para ello se inspiraron en las costumbres de la orden Premonstratense. Establecieron también no tener posesiones, sólo las rentas les pareció bien mantener todavía. Respecto a la Iglesia, recibieron del cabildo de la catedral de Tolosa la iglesia de San Román, en dicha ciudad, además de la de Pamiers y la de Santa María de Lescure, entre Soreze y Puylaurens, aunque en ninguna de estas dos últimas llegó a morar ningún fraile.

Domingo salió hacia Roma en octubre de 1216, aunque unos meses antes había fallecido Inocencio III, siendo elegido como sucesor Honorio III. La actividad de Domingo, una vez llegado a Roma, fue intensa. Consiguió que se fuera preparando todo en orden a la confirmación que le había prometido Inocencio III. En la bula de 22 de diciembre de 1216, denominada de la “confirmación de la orden” se otorgaba al nuevo grupo protección y amparo apostólico para ponerlo a salvo de cualquier traba que pudiera impedir su propósito religioso de vida.  Decía así: “Honorio, obispo, siervo de los siervos de Dios, a su querido hijo fray Domingo, prior de San Román de Tolosa, y a sus frailes que han hecho e hicieron profesión de vida regular, salud y bendición apostólica. Nos, considerando que los frailes de tu Orden serán en lo sucesivo los atletas de la fe y las verdaderas lumbreras del mundo, confirmamos tu Orden con todos los dominios y posesiones actuales y futuras, y nos tomamos a esta Orden, sus posesiones y derechos bajo nuestro gobierno”. Ha nacido así la nueva Orden de Predicadores.

Otra bula, continuaba con el reconocimiento de la nueva orden en los aspectos de legislación general.

Pero Domingo no partió hacia Tolosa de inmediato, 
sino que continuó por un tiempo en Roma. Por entonces venían  malas noticias del sur de Francia, que continuaba en guerra.  Le llegó incluso la dimisión del obispo Fulco. Domingo intensificaba su plegaria. Cuando se hallaba orando junto al sepulcro de San Pedro tuvo una experiencia espiritual verdaderamente decisiva, que narra Constantino de Orvieto con estas palabras: “Estando Domingo en Roma, en concreto orando en la basílica de San Pedro, pidiendo a Dios que conservara y aumentara la orden, vio cómo se le acercaban los Apóstoles Pedro y Pablo. Pedro le entregaba un báculo y Pablo un libro. Le decían: “Ve y predica, porque Dios te ha escogido para este ministerio”. Dicho esto le parecía ver a sus hijos diseminados por todo el mundo, yendo de dos en dos, anunciando la palabra divina”.

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PRECES por las Vocaciones Dominicanas:

Por  la intercesión de tantas hermanas fundadoras de congregaciones dominicas,

       te pedimos que des a los jóvenes un corazón generoso y dispuesto para anunciar tu Palabra a través de la educación y el servicio a los enfermos.


miércoles, 20 de agosto de 2014

Palabras del Papa Pablo VI sobre santo Domingo



Verdaderamente sentimos admiración por este sacerdote de amplio y agudo ingenio que, con grande habilidad, supo compaginar tradiciones entre sí tan diversas, reduciéndolas a un solo lema: contemplación y acción, vida canónica y sagrada predicación de debía ser realizada a modo de apóstol itinerante … Pero aún nos conmueve más su espíritu de misericordia, llevado hasta una ansiedad irresistible, que le hacía afligirse tanto ante la miseria de aquellos cuya inteligencia carecía de la verdad.”
(20 mayo 1970).

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PRECES por las Vocaciones Dominicanas:

Tú que nos has llamado para ser predicadores de la Verdad,

       haz que muchos jóvenes respondan generosamente a tu llamada y se esfuercen, a imitación de San Alberto Magno, por descubrirte a través del estudio de las ciencias.


martes, 19 de agosto de 2014

DOMINGO DE GUZMAN: La fundación de Prulla


En esta fundación colaboró santo Domingo, pero la parte principal en sus comienzos la puso el Obispo Diego, tras la disputa de Montreal.

En Prulla existía un santuario mariano, cuya fiesta principal se celebraba el día 15 de Agosto, dispusiendose una casa de acogida para recibir a algunas mujeres nobles que eran entregadas por sus progenitores a los herejes para su educación y sustento.


El Obispo Diego instituyó allí un monasterio, aunque delegó un papel importante en Domingo, ya que el Obispo  hubo de retornar a Osma, tanto para conseguir dinero para la construcción del  monasterio como para seguir los asuntos propios de dicha Diócesis. Pero el Obispo Diego falleció apenas entró en su diócesis, en diciembre de 1207.

Domingo recogió la herencia de la empresa apostólica dejada por Diego de Acebes y continuó al cuidado de la comunidad religiosa de Prulla. Puede afirmarse, debido a su conocimiento  por parte de Domingo de su estancia en Osma, que el grupo adoptó la regla de san Agustín, orientada la a formación de personas maduras en la fe.

Se supone que en las inmediaciones del santuario se fijaría una residencia para clérigos y un espacio para la acogida de peregrinos. Fue donde encontró cobijo el primer grupo de predicadores.

Pronto llegaron las donaciones, necesarias tanto desde el punto de sustento material como de ampliación del  espacio espiritual.

Hacia el mes de mayo de 1215 el obispo Fulco de Tolosa instituyó a Domingo y a sus compañeros predicadores por la diócesis, y aseguraba que se había propuesto ir de una parte a otra de pie, en pobreza, predicando la palabra de la verdad evangélica. Tenían como objetivo extirpar la herejía, desterrar los vicios, enseñar el credo o síntesis de la fe, e imbuir a los hombres en las sanas costumbres.

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PRECES por las Vocaciones Dominicanas:

Suscita, Señor, nuevas vocaciones a la vida contemplativa dominicana,

       Para que, como Rosa de Lima, sean testigos de tu amor, a través de la contemplación y el servicio a los demás.



lunes, 18 de agosto de 2014

BEATO MANÉS DE GUZMÁN



Hoy, 18 de agosto, la Iglesia recuerda al beato Manés de Guzmán, hermano de santo Domingo.

Se dice de él que fue de gran ayuda a su hermano en la fundación de la Orden, ya que en 1217 lo envió con otros frailes a París, y en 1219 le encomendó el cuidado de las monjas de Madrid.

Según Fray Rodrigo de Cerrato, cuando conoció en 1234 la canonización de su hermano, fue a Caleruega y allí predicó a sus paisanos y les persuadió para que en el lugar donde había nacido santo Domingo edificaran una iglesia, el actual monasterio dominicano de clausura.

Fue imitador perfecto de la santidad de Domingo y eligió desde el primer momento la forma de vida de los Frailes Predicadores. Era un predicador ferviente, de conducta honesta, afable, humilde, alegre y benigno.


Murió en el monasterio de San Pedro de Gumiel, y fue sepultado con honor en su Iglesia. Gregorio XVI confirmó su culto el 2 de Junio de 1834.

domingo, 17 de agosto de 2014

DOMINGO DE GUZMAN. Predicaciones en Tolosa, Carcasona y Montreal


A partir de 1206 el Obispo Diego de Acebes y Domingo predicaron por las diócesis de Tolosa y Carcasona. Sembraban la semilla evangélica y disputaban con los dirigentes de los cátaros. Recorrieron Pamiers, Lavaur, Montreal y Fanjeaux. En estas y otras ciudades se organizaban controversias presididas por jueces designados al efecto. En los días señalados acudían a ellas grandes señores, caballeros, mujeres y poblaciones que querían estar presentes en las discusiones acerca de la fe.

Por marzo y abril de 1207 ambos participaron en una disputa en la plaza fuerte de Montreal, donde se reunió una multitud de católicos y cátaros. En orden a la controversia se compusieron por ambas partes escritos de defensa de la respectiva fe. Una vez examinados los opúsculos de los escritores católicos fue preferido el que redactó Domingo, y así recibió una aprobación general para presentarlo, junto con el opúsculo escrito en su defensa por los herejes, al examen de tres árbitros elegidos con el consentimiento de las partes para dar su sentencia. El escrito que fuera juzgado más convincente por los árbitros, determinaría cuál de las dos creencias era más excelente.

Resultó laborioso el análisis de las exposiciones que entregaron para el arbitraje, tanto, que no se llegó a un acuerdo. Fue entonces cuando los árbitros decidieron recurrir a la “prueba del fuego”. El escrito que resistiera el poder destructor de las llamas se consideraría como reflejo de la verdadera fe. Los comisionados, en reunión cerrada, arrojaron a la hoguera ambos opúsculos. El de los cátaros se quemó al momento. El de Domingo, por el contrario, no solo permaneció ileso, sino que, a la vista de todos, saltó de las llamas, yendo a parar a un lugar distante. Echado de nuevo una segunda y tercera vez, otras tantas fue rechazado, despedido hacia lo alto, manifestando así con claridad la verdad de la fe que contenía, y la santidad de quien había escrito el opúsculo.

El 30 de diciembre de 1207 fallece el obispo Diego de Acebes, en uno de los viajes que realizaba a su diócesis de Osma. Apenas llegada la noticia de su muerte, el grupo que mantenía en la región de los cátaros para predicar la verdadera fe se dispersó. Se quedó casi solo Domingo, el cual continuó con carácter estable la predicación.

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PRECES por las Vocaciones Dominicanas:

Haz que haya jóvenes dispuestos a darlo todo por Jesús y su proyecto del Reino,

       y opten por dedicar sus vidas a alabar, bendecir y predicar en esta tu familia.


viernes, 15 de agosto de 2014

Oración a María

A ti Madre nos acercamos con confianza.
En ti se ha hecho carne la Palabra
Que contemplamos y que alabamos,
Que predicamos y por la que vivimos.

Bajo tu manto nos refugiamos como Familia
Y pedimos tu intercesión cada día.
Ayúdanos a ser testigos, ante los hombres,
De la verdad que nos hace libres
Y del amor que nos reúne.

Te pedimos, Madre y protectora nuestra,
Que alientes a la Familia Dominicana,
A mantener vivo el espíritu de santo Domingo,
En medio del tiempo que nos toca vivir.

Haz que ésta tu Familia crezca cada día;
Aumenta nuestra fe y danos fortaleza,
Para renovar nuestra consagración
Al servicio de la Palabra, Jesús, el Señor.


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PRECES por las Vocaciones Dominicanas:

Tú, Señor, que has inspirado al Beato Angélico para expresar por medio de la pintura la bondad y la belleza que proceden de Ti,


   Suscita entre los jóvenes nuevas vocaciones que continúen predicando tu Palabra a través del arte.

jueves, 14 de agosto de 2014

Palabras del papa Honorio III sobre santo Domingo


Gracias a la gran familiaridad que tuvo santo Domingo con Nos, teníamos ya pruebas de su santidad, habiendo podido admirar personalmente su vida… Hecho un solo espíritu con Dios, se esforzó por abismarse en Él por la contemplación, sin descuidar la caridad para con el prójimo. A medida que crecía en edad, crecía también en gracia y experimentaba una indescriptible felicidad en la entrega a la salvación de las almas. Se dio por completo a la predicación de la Palabra de Dios y así engendró a muchos en Cristo por el Evangelio”
(Bula de canonización, 3 julio 1234).

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PRECES por las Vocaciones Dominicanas:

Tú que llamas hoy a tantos jóvenes a participar del carisma de la predicación a través del Movimiento Juvenil Dominicano,

   Úngeles con el ardor apostólico de Domingo de Guzmán, la pasión por la verdad de Tomás de Aquino y la hondura contemplativa de Catalina de Siena.


lunes, 11 de agosto de 2014

Santo padre Domingo,

Que siempre “hablabas con Dios o de Dios”.


Nos dirigimos a ti,

Para que nos obtengas la gracia

De comprender la voluntad del Señor

Y la fuerza de seguir sus caminos.


Te confiamos esta Familia que iniciaste,

Y te pedimos por ella, por su presente y su futuro.


Intercede por todos los que queremos seguirte

Alabando a Dios nuestro Padre,

Bendiciendo a todos los hombres

Y predicando la Buena Noticia de Jesús, el Señor.


Confiamos en tu ayuda, la que nos prometiste,

Santo padre Domingo,

Y la de todos los intercesores de la Orden.


Amén.

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PRECES por las Vocaciones Dominicanas:

Suscita en nuestra Orden vocaciones que se dediquen a la búsqueda y el estudio de la verdad,


   Ilumina su empeño y haz que puedan esparcir esa luz en la vida de las personas.

domingo, 10 de agosto de 2014

Canto a Santo Domingo



En la excelsa  jerarquía
Suenen nuevas armonías,
Nuevo místico cantar;
Y a la vez desde este suelo
Nuestro canto suba al cielo
A Domingo a festejar.

Del Egipto desolado
A su apóstol tan amado
Hoy reclama el Creador;
En barquilla de pobreza,
Fue del mundo protector.

En sueños vaticinado,
Le ve su madre trocado
En un inquieto mastín,
Llevando una luz divina
Que al mundo entero ilumina
Del uno al otro confín.

Como Elías, por su celo,
Peleó con santo anhelo
Destruyendo la maldad;
Invencible cual Sansón
Y sagaz cual Gedeón,
Puso en fuga la impiedad.

Escuchó caritativo
A una madre: el hijo vivo,
Que era muerto, le volvió.
Se persigna: el agua cesa;
Y a sus frailes en la mesa
De milagro alimentó.

Feliz él por quien triunfante
La Iglesia se alza exultante
Mostrando nuevo esplendor.
Su voz todo el mundo llena
Y goza su alma serena
Con la visión del Señor.

Su carne fue sepultada
Y al par su estrella eclipsada,
Mas quiso el Dios Creador
Que sus huesos retoñaran
Y sus méritos brillaran
Por salvar al pecador.

Exhaló su carne pura
Un aroma que perdura
Pregonando su virtud;
A los cojos y tullidos,
Ciegos, sordos y afligidos
Les devuelve la salud

A Domingo, pues, clamemos
Y en honor suyo entonemos
Un mirífico cantar.
Oh pueblo, sigue su huella
Y oriente sea su estrella
De tu incierto caminar.

¡Buen Pastor, Maestro y Guía
De la grey que en ti confía!:
Con solícito clamor
En la corte del Rey santo,
Haz que suba nuestro canto
Hasta el trono del Señor.

Amén. Aleluya.
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PRECES por las Vocaciones Dominicanas:

Haz que nuestra vida de intimidad contigo, Padre, nos modele a imagen de Jesucristo, tu Hijo,

   Y seamos invitación para los jóvenes a buscar su presencia cercana, fraterna y salvadora.