martes, 8 de mayo de 2012

8 de mayo: Patrocinio de la Virgen María sobre toda la Familia Dominicana

La Iglesia ha invocado a la Virgen María "con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora" ya que su función maternal perdura sin cesar en la economía de la gracia "y con su múltiple intercesión continúa obteniéndonos los dones de la salvación eterna" (LG 62).

Como afirma el maestro de la Orden fr. Humberto de Romans, "la Virgen María fue una grande ayuda para la fundación de la Orden y se espera que la lleve a buen fin" Por ello la Orden reconoce desde sus inicios la protección de la Virgen y "no duda en confesarla, la experimenta continuamente y la recomienda a todos -frailes, hermanas y seglares- para que apoyados en su protección maternal, se unan con mayor intimidad al Mediador y Salvador", para llevar a cabo la difícil misión de la salvación de los hombres.

La celebración del patrocinio de María en la Orden de Predicadores se celebró en la liturgia en coincidencia con el aniversario de la bula de fundación de la Orden, el 22 de diciembre de 1216, pero ante la debida preferencia de las ferias de Adviento, se propone su celebración en este día del mes de mayo -dedicado a la veneración especial de María-.




Tenemos muchos motivos para pensar que la Virgen María es Patrona especial en nuestra Orden, apoyándonos en hechos acaecidos en los primeros tiempos de la Orden.Por cuanto por mí mismo oí y por otras muchas cosas ya escritas se ve que ella es madre especial de esta Orden fundada para alabar, bendecir y predicar a su Hijo y por esto ella la guía, la promueve y la defiende. Precisamente el bienaventurado Domingo en sus oraciones encomendaba su Orden a la misma Virgen, teniéndola por especial patrona, y éste es el motivo de por qué acudimos cada día a ella como a madre en la procesión de la Salve, como asimismo hacemos memoria del bienaventurado Domingo con el canto de su antífona.
Consta con evidencia cuánto se puede esperar de su protección si se le invoca con fe, ya que está llena de amabilidad y es compasiva con los que acuden a ella.
(Fr. Humberto de Romans, cuarto sucesor de santo Domingo)
                  

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