viernes, 17 de febrero de 2012

Scala Coeli, convento reformado

Scala Coeli se gestó en el seno de la reforma y nació, por consiguiente, "reformado". La historiografía de este convento-piloto abunda en la narración de sucesos taumatúrgicos que Dios obraba por su siervo. Consta que san Álvaro conquistó la admiración y la estima de los cordobeses. Consta también que extendió a Sevilla y a otros sitios su radio de acción. 

Scala Coeli fue desde su nacimiento una frágil barquilla. Proa a Dios. Proa al mundo.


En su desnuda sencillez, en su pobreza, en su soleada soledad, el puñado de dominicos que lo fundan se esfuerzan por encarnar los modelos, por cumplir la ley "como está escrita", sin escamotearle una tilde. Oración litúrgica, oración privada, estudio, predicación. Una de las notas características de la vida auténtica del dominico es el estudio teológico. la reforma de san Álvaro se diferencia de la reforma de Villacreces, por ejemplo, en que el austero franciscano desconfía del estudio, mientras el austero dominico hace de él, por raza, un aliado.

Pronto veremos en Scala Coeli, casa de oración y conversión -casa de reforma- funcionando el "Studium conventuale". Es decir, las aulas con su cuadro de profesores y alumnos. La fidelidad a los esquemas genuinos de la tradición es santo y seña de Scala Coeli.

Santo Domingo repetía: "hablar con Dios para hablar de Dios". era su vivencia. Santo Tomás acuñó la fórmula abstracta bellísima, radioactiva: "contemplata aliis tradere" (dar al prójimo de la abundancia de la contemplación).

Scala Coeli, por dentro, es una laboriosa colmena de oración y estudio; una escala que sube al cielo para empaparse de Dios y bajar al mundo para predicar sus maravillas y partir su Palabra. Todo allí, dentro y fuera, invita al retorno a las fuentes: a Cristo crucificado. Y a su fiel seguidor, Domingo de Guzmán, padre de los "hermanos predicadores".

(fr. Álvaro Huerga, op, "Escalaceli", Madrid, 1981, p. 142-143)


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