Cómo nació la costumbre de cantar la Salve después de completas y de su eficacia.
El demonio, envidioso de los buenos, declaró la guerra a los frailes personalmente y por medio de sus satélites, desde los comienzos de la orden, en Bolonia y en Paris, donde estos hacían gran campaña contra él. De tal manera que, por medio de los fantasmas nocturnos y a las insidias del diablo, los frailes se vieron obligados a velarse unos a otros mientras descansaban. Decidieron, pues, los hermanos recurrir a su singular esperanza, a la poderosísima y piadosísima Virgen María, y establecieron hacer en su honor una solemne procesión cantando la Salve con su oración. Y al punto desaparecieron los fantasmas, se curaron los vejados, y un fraile que estaba atormentado por el demonio en Bolonia, y otro fraile hijo de un rey, que estaba enfermo en Paris, quedaron totalmente librados. Desde entonces todo le fue bien a la orden. Que esta procesión sea del beneplácito de Dios y de su Madre, lo pone de manifiesto la concurrencia de las gentes, la devoción del clero, las dulces lágrimas, los piadosos suspiros y las maravillosas visiones. Muchos vieron, como dec´ian, que cuando los hermanos se dirig´ian al altar de la Virgen, ella misma acud´ia desde lo alto del cielo con muchedumbre de ciudadanos celestiales, y cuando suplicaban con aquellas palabras "¡ Oh dulce Virgen Mar´ia !" ella, inclin´andose igualmente, los bendec´ia; y cuando estos se iban, la Virgen tornaba al cielo.
(Gerardo de Frachet)
Oh Dios que cada d´ia despiertas al sol para dar vida a la tierra,
que nunca desfallezcamos en la defensa de este don tan precioso.
- Preces por las Misiones -
(Selvas Amaz´onicas - Misioneros Dominicos)
