domingo, 29 de noviembre de 2015

EMPEZAMOS EL ADVIENTO 2015





Comenzamos el Adviento, el tiempo de preparación de la Navidad, para recibir la Navidad y convertirnos nosotros también en Navidad.

Es un tiempo de encuentro, donde dos personas que se quieren salen una en busca de la otra: Dios sale a nuestro encuentro en Jesús, y nosotros también queremos encontrarnos con Él.

Para expresar en imagen este camino de cuatro  semanas de preparación tenemos nuestra Corona de Adviento que va a ir poco a poco rodeando de luz el cirio que representa a Cristo el día de Navidad.


Vayamos también encendiendo los cirios interiores de nuestro corazón, nuestra inteligencia, nuestra afectividad, nuestra capacidad  de  actuar en pos de los  demás,  para que también Cristo pueda iluminarnos por dentro.


jueves, 26 de noviembre de 2015

Palabras dominicanas: Predicadores de la GRACIA.



·         Gracia = ¡Dios te ama incondicionalmente!:
             En un mundo de comercio, de venta y compra, de producir y ganar bienes materiales, el amor como un regalo incondicional es “contraproductivo” y provocador . Nosotros no necesitamos producir nada para ser amados por Dios. 

·         Gracia = ¡Dios te creó como una persona única dentro una comunidad!:
            En un mundo de aislamiento y anonimato el valor de la persona individual a menudo es descuidado. El individuo ha llegado a ser intercambiable como una mercadería. Predicar la Gracia de Dios en esta situación podría significar estimar el valor del individuo. “Te he llamado por tu nombre, mío eres tú ..”–esa promesa hablada por Dios al profeta Isaas (Is 43,1), y repetido por Jesús en sus palabras: “(El buen pastor)..llama a sus ovejas por su nombre ...”(Juan 10,3) .

·         Gracia = ¡Dios te propicia a reflejar su imagen!:
          Predicar la Gracia de Dios en un mundo donde la dignidad de las personas a menudo es tan acechada, podría significar -en la tradición de nuestros hermanos Francisco de Vitoria, Antonio de Montesinos, Pedro de Córdoba y Bartolomé de las Casas y muchos otros hombres y muchas otras mujeres de nuestra Orden hasta en nuestros días-: comprometerse de un modo ilimitado para el respeto de cada sujeto, sea quien sea, especialmente para los que son rechazados y excluidos.

          Gracia = ¡Dios te libera de todos tipos de esclavitud!:
             En un mundo de esclavitud y de la revancha el mensaje de Gracia debe recobrar el olor y sabor de la libertad. El respiro profundo, el ay de alivio pueden ser el lenguaje respetado del cuerpo que responde a este regalo de amor de Dios.

·         Gracia = ¡La compasión de Dios es ilimitada!:
          En un mundo, lleno de crueldad y sufrimiento, predicamos a un Dios que es complaciente y compasivo. La palabra hebrea para la complacencia es “rechem”, la misma palabra que fue usada para la matriz (la placenta) de una madre. Jesús renovó esta vista afectuosa de Dios, cuando dijo a sus discípulos para llamar a Dios con la misma expresión como ellos se dirigen a la persona humana más familiar, un padre  amoroso (¡y seguramente también una madre!): “Abba”.

          Gracia = ¡Dios te confía su creación!:
           En un mundo, explotado y enajenado de su determinación, el cuidado de creación no es sólo el lema para partidos verdes o una afición para jardineros, sino un servicio necesario religioso. Acordémonos cómo San Alberto Magno, el predicador itinerante y maestro de San Tomás Aquino, encontró las huellas de Dios en Su creación. También en nuestro millenium la biodiversidad, hasta los milagros técnicos actuales, revela la abundancia y variedad de Dios mismo, alabada a menudo en los salmos bíblicos. Dios nos confia la tierra para el cultivo, para bienestar y utilidad de todos;

·         Gracia = Dios nutre y supera tu esperanza!:
        En un mundo de desesperanza y desconfianza compartimos las frustraciones de nuestros contemporáneos. Pero también recibimos regalos con la dote de la Gracia de Dios, la esperanza; que “no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado.” (Ro 5,5). ¿Dónde está nuestra esperanza alimentada?  Nuestra esperanza tiene un rostro humano: ¡Jesucristo sólo! Él es la razón única de nuestra esperanza. Porque nosotros nos fiamos de sus palabras y actos, no necesitamos desesperar también en las extremas situaciones sin salida. Una comunidad creyente es el mejor caldo de cultivo para que la planta de esperanza, a menudo tan susceptible, pueda prosperar.
Es un signo de gracia cuando podemos reforzarnos uno al otro mutuamente en la esperanza. Ya San Pedro formuló en su primera carta: “Estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que la pidiere”¡ (1 Pe 3,15)
Fr. David Michael Kammler OP

martes, 24 de noviembre de 2015

Domingo de Henares y otros 116 Mártires del Vietnam


Hoy se celebra la memoria de 117 mártires, de los cuales 59 pertenecíana la misión de la Orden de Predicadores en Tunquín, Anam y Conschinchina, tierras del Vietnam.

En representación de los 59 nombramos a Domingo de Henares, Francisco Gil de Frederic y Sans, Ignacio Clemente Delgado Cebrián.

Santo Domingo de Henares nació en la tierra cordobesa de Baena y abrazó la Orden en el convento de Santa Cruz la Real de Granada. Fue un testigo fiel de Jesús con su vida y su palabra. Vivió evangélicamente su consagración bautismal, religiosa, sacerdotal y episcopal, siendo el hombre de Dios y el amador de sus hermanos los hombres. De su intimidad con Dios, que apoyaba en una vida de oración intensa, brotaba, como de su fuente, su caridad, su bondad, su paciencia, su prudencia, su alegría, su identificación con los pobres.

Hizo de su vida un acto de servicio a sus semejantes cuidando de llevar el consuelo a sus almas y el alimento a sus cuerpos. Fue testigo ejemplar del amor a Dios y al prójimo.



 INVOCACIÓN A SANTO DOMINGO DE HENARES
 
 Amigo de Dios, Santo Domingo Henares, tú que hiciste de tu vida un acto de servicio a tus semejantes y te cuidaste de llevar el consuelo a sus almas y el alivio a sus cuerpos, acudo a ti para solicitar tu ayuda y para que me alcances del Señor la gracia que, con confianza, te pido, así como la de imitarte en tu amor a Dios y al prójimo. Amén
 
 ORACIÓN 
 
Oh Dios, Fuente y origen de toda paternidad, que hiciste fieles a la cruz de tu Hijo Jesucristo hasta la efusión de la sangre a Santo Domingo de Henares y compañeros mártires; concédenos, por su intercesión, propagar tu amor entre los hermanos para poder ser de verdad hijos tuyos. Por nuestro Señor Jesucristo.

 
 

domingo, 22 de noviembre de 2015

Palabras Dominicanas: VERDAD




      El lema "Veritas" se aplicó a la Orden de Predicadores ya en la primera mitad del s. XIV. El historiador dominico polaco Abrahán Bzowski afirmaba que, en el año 1333, el emperador Luis de Baviera, admirado de cómo los dominicos combatían un error del papa Juan XXII y se enfrentaban también al mismo emperador, que estaba en lucha con el Papa, habría afirmado que: "La Orden de Predicadores es la Orden de la verdad, ya que la defiende con tanta decisión como libertad". Incluso, con anterioridad, el papa Clemente IV, en una carta al Capítulo General de los dominicos celebrado en Tréveris el año 1288, había aplicado a la Orden el texto de Isaías (26, 2), cuya traducción en la Vulgata era: "Pueblo santo, que defiende (custodia) la verdad".

       No pasa a ser oficial en la Orden hasta el s. XIX, aunque ya aparezca en diversos escudos dominicanos de la época barroca.

       La "Verdad", con mayúscula, se refiere únicamente a Dios, Verdad primera, que solamente en el cielo se llega a contemplar. También se aplica a Jesucristo, en cuanto él es Dios y nos ha transmitido la revelación plena del misterio del Padre, cuya misión actualmente se continúa mediante la acción del Espíritu Santo. Por tanto, el lema "La verdad" se puede aplicar a la actividad de la vida dominicana en cuanto que la dedicación al estudio y defensa de la verdad sagrada es tan importante y definitivo en el carisma dominicano.




Deseo veros amante de la verdad, la cual nos hace libres. Porque nadie hay que pueda obrar contra ella. Me parece que esta verdad no se puede poseer con perfección si el hombre no la conoce y, por no conocerla, no la ama y, no amándola, no la descubre en sí mismo y no la sigue. Necesitamos por tanto, la luz de la santísima fe que es la pupila del ojo del entendimiento.
                                                             (Santa Catalina de Siena)