viernes, 10 de agosto de 2012

En éxodo



La vida sobre ruedas o a caballo,
yendo y viniendo de misión cumplida,
árbol entre los árboles me callo,
y oigo cómo se acerca Tu venida.

Cuanto menos Te encuentro, más Te hallo,
libres los dos de nombre y de medida.
Dueño del miedo que Te doy vasallo,
vivo de la esperanza de Tu vida.


Al acecho del reino diferente,
voy amando las cosas y la gente,
ciudadano de todo
y extranjero.

Y me llama Tu paz como un abismo,
mientras cruzo las sombras, guerrillero
del mundo, de la Iglesia
y de mí mismo.

(Pedro Casaldáliga)

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