lunes, 28 de septiembre de 2009

Fr. Luis de Granada, op (I)


En el año en que murió Isabel la Católica, 1504, y en la ciudad donde fue enterrada, del Darro y del Genil, Granada, nació, hijo de humildes y pobres panaderos gallegos, quien sería uno de los más brillantes e influyentes maestros espirituales de la Reforma Española, Luis de Sarria, cuyo influjo, extendido por la asombrosa multiplicación de ediciones de sus obras, traspasaría las fronteras de España y los límites de su tiempo.

Muy pequeño, quedó huérfano de padre, teniendo la viuda que recurrir a la mendicidad para sobrevivir. Esta situación selló su perspectiva de la vida. Un biógrafo moderno encuentra en esas experiencias de pobreza, humildad, desamparo y confianza en Dios dos rasgos de su personalidad: «su firme opción por los pobres» y su «delicada devoción al Niño Jesús». Más adelante sería tomado bajo la protección de los Mendoza, condes de Tendilla. Luis creció en la fabulosa Alhambra, hogar de los Mendoza, donde habría tenido acceso a los estudios de humanidades.

Sintiendo la vocación "para que ordene totalmente su vida a lo que Dios ha dispuesto en su Plan", considera ante todo la estima que le merece la empresa de consagrarse a Él, la que califica como la mayor de cuantas hay en el mundo. En segundo lugar, conocedor de la realidad de la vida, y los obstáculos que se levantan ante muchísimos de los llamados, escribe: «entendida la dignidad e importancia de este negocio, y conociendo que ninguna cosa hay en el mundo grande que no tenga un pedazo de dificultad aneja, te aparejes con esforzado corazón a todas las dificultades, contradicciones, persecuciones, murmuraciones y encuentros que sobre este caso se te ofrecieren, considerando que la joya por la que militas es de tan gran valor, y la margarita de grande precio, que de todo esto y de mucho más es merecedora, aprovechándote para esto del ejemplo de Cristo y de todos los santos mártires, que por muy más caro precio la compraron». Y añade: «Y para que no te haga desmayar este presupuesto, acuérdate que donde hay trabajos de mundo, hay favores del cielo; y donde hay contradicciones de naturaleza, hay socorros de gracia...».


Vocación dominicana

Cumplidos los diecinueve años decide aceptar su vocación y hacerse predicador, solicitando ser recibido en el convento dominicano de Santa Cruz la Real, de Granada. Después del período de probación, profesó en 1525. Finalizados sus estudios iniciales, en 1529, pasa al convento de San Gregorio, de Valladolid, asumiendo el nombre de fray Luis de Granada, quien logrará ampliamente su cometido de predicar a todos -reyes, aristócratas, miembros de la alta jerarquía, pueblo fiel en general- el camino de seguimiento de Cristo Jesús. Resaltando el carácter universal del magisterio escrito del autor granadino, Jordan Aumann, O.P., ha escrito: «Tanto como predicador como escritor fray Luis se dedicó asiduamente a impartir doctrina y formación espiritual a la gente común. Un escritor contemporáneo sostenía: Las jóvenes portadoras de agua cargaban sus libros bajo los brazos y las plazeras os leían mientras esperaban vender sus mercancías. Pero otro contemporáneo decía de él con despecho que escribía para esposas de carpinteros, olvidando, posiblemente, que esposa de carpintero fue la Madre de Dios y la Reina de los ángeles y santos».


Maestro de oración

Tras diversos avatares, como el frustrado viaje a tierras latinoamericanas como misionero, según era su deseo, le tenemos para mediados de los treinta en la tranquilidad de la sierra de Córdoba, en la casa de Scala Coeli, fundada por el venerado fray Álvaro de Córdoba, a la que había concurrido como restaurador y aplicador de la reforma. Es precisamente en ese santuario y casa de espiritualidad donde escribe su famosísimo Libro de la oración y meditación, revisado finalmente en Evora (Portugal), donde habita desde principios de 1551. A dichas tierras es invitado por el Arzobispo de Evora, en palabras de Aumann, «para explicar al clero y al pueblo en general la vocación y la misión de los jesuitas. Siendo una reciente fundación, la Sociedad de Jesús encontraba numerosos obstáculos en España y Portugal, tanto de parte del clero como de los laicos. Ellos necesitaban amigos que los defendieran, y fray Luis lo hizo tan bien que un jesuita de Coimbra escribió una carta a San Ignacio describiendo el éxito de fray Luis al explicar la naturaleza y propósito de la Sociedad». Buena parte del resto de su vida permanecerá en Portugal.

El Libro de la oración y meditación aparece impreso en 1554, en Salamanca. La obra, cuyo valor ascético rivaliza con sus virtudes literarias, motiva la atención del Inquisidor General Fernando de Valdéz (1483-1568), alentado por fray Melchor Cano (1509-1560), teólogo dominico y consultor inquisitorial, decidido a poner fin a los espirituales. Lo que más molestaba a Cano era que fray Luis, convencido de la vocación universal a la santidad, aunque por caminos muy diversos según la propia vocación, pretendía "hacer contemplativos e perfectos a todos, e enseñar al pueblo en castellano", así como "en aber prometido camino de perfección común e general a todos los estados, sin voto de castidad, pobreza e obediencia". El tratado es puesto en el Índice español de 1559, aunque se sigue editando en el extranjero. Sin embargo, esta obra y su no menos valiosa y hermosa Guía de Pecadores (1556), también incluida en el Índice español, son revisadas y aprobadas nada menos que por el Concilio de Trento, y el Papa Pío IV, probablemente a instancias de San Carlos Borromeo (1538-1584), Cardenal Arzobispo de Milán, gran entusiasta de la obras de fray Luis y defensor de su enseñanza.

El incidente con la Inquisición española explica en parte el por qué las ediciones que aparecen en España a partir de 1566 del Libro de la oración y meditación muestren no pocas modificaciones. En este proceder coincide con San Juan de Ávila, su gran amigo y director espiritual, quien hace lo propio con su Audi, filia, para tranquilizar a quienes, según decir de Juan de la Peña, "se les antoja en estos tiempos que la fe es el coco y el espantajo".


El maestro Fray Luis de Granada (1504-1588) por Luis Fernando Figari.
http://www.oracioncatolica.info/frayluisdegranada


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